martes, 17 de mayo de 2011

Memorias del Teniente General Marqués de Polavieja. Nombramiento de García Corujedo como Alcalde de La Habana

Sirvió el incidente Quesada al Conde para empeñar la batalla. El Alcalde de la Habana acababa de presentar la dimisión de su cargo, y tratándose
de un Ayuntamiento conservador, era natural, como lo hice, que remitiera su designación al Presidente del partido. Este indicó al Sr. Quesada, pero sin deferir á su indicación, en la propuesta del Municipio, hecha según la ley, venía el primero de la terna el Sr. García Corujedo.
El mismo día se me presentó el Conde de Galarza, sosteniendo su designación anterior y exigiéndome que nombrase á Quesada sin poner atención en la terna, en la que no figuraba dicho señor. Yo tenía esas facultades, pero no quería hacer uso de ellas, sino en ocasiones en que el bandolerismo ó la conservación del orden me lo imponía porque siempre me pareció más prudente respetar la voluntad de los Municipios. Aun refiriéndose a Alcaldes autonomistas, he respetado la propuesta de los Ayuntamientos, y tratándose de la capital de la Isla y del partido conservador, y sin poder aducir razón alguna para justificar el desaire a la digna personalidad que ocupaba el número uno, menos podía infringir mis antiguas prácticas. Le propuse un arreglo, con el cual quedaban á salvo la ley, mi autoridad y sus deseos. Reducíase á nombrar Alcalde á Corujedo, puesto que ocupaba lugar preferente en la terna, y á ofrecer que yo mismo le rogaría hiciese su renuncia, estando así en condiciones de proceder á nueva propuesta, en la cual procurara figurase debidamente Quesada, que sería entonces nombrado. Desechando el arreglo, comprendía yo que sus propósitos no eran tanto el logro del nombramiento como el alarde de omnipotencia con el Gobernador general, imposible de consentir en un país donde ha existido el precedente fatal del suceso del General Dulce, y menos estando la Autoridad representada por mí. Bien se concebía que no me era posible acceder á tales exigencias. Di cuenta al Gobierno participándole los antecedentes de la cuestión, "añadía: que no queriendo constituir un obstáculo por la parte que pudiera creerse tomara mi amor propio no pudiendo tampoco aceptar la imposición que pretendía el Conde, si el Gobierno entendía preciso el nombramiento de Quesada, persona dignísima, lo haría, quedando presentada mi dimisión, para embarcarme cumplidos sus mandatos. Como era lógico creer, el Gobierno aprobó mi conducta, y nombré á D. Luis García Corujedo Alcalde de la Habana, quedando desairada la obstinación del Conde de Galarza.
Infiero que el Conde se apercibió fácilmente de la impopularidad con que se acogieron sus intentos, de modo que el incidente Quesada fue tan solo
el pretexto que acogió para terminar su campaña. Después del fracaso reunió la Directiva disuelta por él, y ante ella presentó la renuncia de su puesto, saliendo luego de la Isla. Así terminó el golpe de Estado que intentó dar á su partido y á mi autoridad el Conde de Galarza.

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